Viajar enriquece. Cada visita a un lugar diferente a ese en que vivimos, constituye una experiencia vital y cultural que puede ser mucho más sorprendente satisfactoria si se hace con alguien que conozca el lugar del destino. Posiblemente tanto los que contratan visitas guiadas como los que no lo hacen, no se hayan planteado en ningún momento, todo el trabajo que hay detrás de esa planificación que los guías turístico realizan previo a la visita. En Visitours, expertos en realizar visitas guiadas en Andalucía, nos han hablado precisamente de ese aspecto. Lo que se esconde entre bastidores, aquello que el visitante no sabe sobre cómo se organizan las visitas para que los clientes, saquen el máximo provecho a la experiencia.
Los profesionales que se encargan de guiar al grupo a través de las diferentes localizaciones, son los guías turísticos. El cincuenta por cien del trabajo que desempeñan estos profesionales, consiste precisamente en diseñar las visitas guiadas. Ya se trate de un recorrido al aire libre, la visita a un museo, un complejo histórico o una ruta gastronómica, el guía turístico, tiene la misión de ofrecer el mejor recorrido posible para aprovechar al máximo el tiempo que dure la visita.
El objetivo está perfectamente definido: ofrecer visitas de calidad, amenas y en las que los visitantes, tengan una buena experiencia y disfruten de la cultura que ofrece el lugar. Si tras finalizar la ruta, el cliente se lleva un buen sabor de boca, el éxito no es solo para la empresa o el guía turístico, repercute de forma directa en la propia experiencia del cliente y la percepción que este se lleva del destino elegido.
Recorrer una ciudad por cuenta propia, puede ser emocionante, excitante y enriquecedor, de hecho no puede ser, lo es. Pero si se cuenta con un guía que conoce todo lo que esconden esos lugares de ensueño, la experiencia cobra más valor e interés pues es posible descubrir aspectos que, de otro modo no se conocen. Tanto un guía profesional como alguien que conozca el lugar por pertenecer al mismo, son perfectamente capaces de aportar valor un viaje cualquiera.
El diseño de la visita
A la hora de diseñar una visita guiada, el guía es plenamente consciente que la planificación requiere de tiempo y trabajo previo a la ejecución del tour. Sobre todo cuando se pretende ofrecer a los clientes visitas que se salgan de lo convencional y lo evidente. No hay que escatimar esfuerzos a la hora de diseñar visitas capaces de sorprender al cliente que cumplan, al mismo tiempo con la rigurosidad necesaria en la información que se ofrece. Esta información debe ser proporcionada de una forma amena y entretenida para que los visitantes conozcan los hechos históricos o reseñables de los lugares que se visitan.
Para diseñar las visitas guiadas y que estas sean sorprendentes, el guía encargado de su diseño, debe seleccionar en primer lugar, la temática de la visita. En ocasiones, es posible que el cliente sepa el tipo de visita que quiere realizar o la contratación se haga a través de una agencia de viajes que ya sabe lo que quiere ofrecer a sus clientes. En tal caso, basta con comprobar por parte del guía, si entre su oferta de tours, dispone de alguna visita ya diseñada en ese destino y dentro de la temática solicitada. Si es así, puede ser necesario realizar alguna adaptación del tiempo o el recorrido para que se ajuste a las necesidades del cliente.
Sin embargo, puede darse la circunstancia de querer o diseñar una nueva ruta que ofrecer. En este caso, hay que elegir un tema que haga las veces de hilo conductor de la visita. La misma puede hacerse alrededor de un personaje relevante del lugar como podría ser una visita guiada por la Calzada de Calatrava de Almodóvar, la Alcalá de Cervantes o un conjunto arquitectónico, época o hecho histórico o las fiestas locales. La imaginación es un factor importante a la hora de seleccionar el tema de interés para los clientes o abrir las puertas a nuevos proyectos y nichos de mercado.
Una vez se ha decido el tema central de la visita, es momento de planificar el itinerario de la visita guiada. Los pasos a seguir y la manera de seguirlos para optimizar el tiempo. En este paso, existen dos pequeñas dificultades que hay que soslayar: hacer una selección de los puntos que sean suficientemente interesantes y relevantes y, calcular el tiempo total de la visita en su conjunto.
La mejor manera de empezar con esta parte, puede simplificarse cogiendo un plano y marcando sobre el mismo, los puntos en los que hay que hacer una parada a lo largo del itinerario. Para controlar el tiempo, el guía debe hacer a pie el recorrido y contar el tiempo que se tarda en hacerlo, incluyendo posteriormente el tiempo a dedicar en cada parada.
Podríamos decir que esta es la base de la visita, sobre la que hay que construir todo lo demás. Es decir, la información que se va a proporcionar a los visitantes, las anécdotas, los datos históricos, etc. Todo un estudio que el guía debe realizar para conocer la información de forma detallada y precisa para ofrecerla a los participantes.
Elegir el punto de encuentro con los visitantes es otro de los aspectos clave que el guía debe tener en cuenta. Localizar el lugar idóneo para dar salida al itinerario elegido, es uno de los factores que muchas veces no se tienen en cuenta como es debido. Hay que entender que la mayoría de las personas que recurren a las visitas guiadas, no conocen el lugar por lo que hay que buscar un lugar lo suficientemente conocido y accesible para que no exista perdida a la hora de encontrarse con el guía.
Preparación del guion de la visita
Como ya anunciábamos anteriormente, tras elegir los puntos relevantes donde hay que pararse, el guía debe prepararse la lección. Es decir, crear un guión de la visita, como si de una película se tratara. Toca ponerse a estudiar y el guía debe prepararse contrastando información, consultando a organismos oficiales, visitando bibliotecas para documentarse, etc. Una vez que se ha recopilado toda la información, se estructura el guión en tres partes, igual que un libreto de teatro.
En la primera parte, el planteamiento o introducción de la visita guiada donde se incluye en el siguiente orden la presentación, la bienvenida a los visitantes, una breve explicación de la visita, informar sobre detalles relevantes que los visitantes deban conocer y animar a que planteen preguntas durante el recorrido.
La segunda parte, corresponde al desarrollo de la visita. En este punto lo más común es que cada guía turístico ponga su toque personal en el diseño de la visita, teniendo en cuenta el perfil del cliente que le va a acompañar. No es lo mismo realizar una visita guiada para un grupo de adultos mayores, para uno de adolescentes escolares o para parejas. Aquí no solo entre en juego el lenguaje a emplear o el tono, la información que se proporciona debe despertar el interés y curiosidad de los visitantes, algo que en según que rangos de edad, puede resultar muy complicado.
Algo que el guía turístico debe tener muy presente es que los asistentes a la visita no van a recibir una clase de historia, por lo que el guión debe estar perfectamente elaborado y ser riguroso al mismo tiempo que está salpicado de anécdotas, leyendas y curiosidades.
Por último, el desenlace o final de la visita. Es el momento de la despedida y antes de que los visitantes se vayan, el guía debe preguntar si tienen dudas o quieren aportar algo a la visita. Ponerse a disposición de los clientes por si necesitan información o sugerencias para continuar disfrutando de lugar, es otra de las cosas que suelen hacer los guías para ofrecer un servicio de mayor calidad.
Algunos de los errores que los guías turísticos deben evitar para que las visitas sean todo un éxito residen en no adaptar correctamente el tono y el lenguaje al tipo de público o llenar el guión de la visita de opiniones personales que no aportan nada a la visita. Evidentemente, no hay que caer en el error de elegir un itinerario que no esté convenientemente adaptado a todo tipo de público, pues las personas con cierta dificultad física, no podrían seguir el ritmo en según qué lugares.
El trabajo de los guías turísticos no está verdaderamente valorado. La tendencia es pensar que se trata de personas que se aprenden la lección y la sueltan de manera autómata a los clientes. La realidad es otra. Como puede verse, los guías hacen un trabajo de campo intenso para logar diseñar las visitas guiadas más diversas y atrayentes. Una vez ya la han diseñado, toca aprender bien las pautas del guión para compartir toda esa información que han ido absorbiendo durante el trabajo previo. El resultado es una visita cultural llena de información interesante que atrapa el interés de los clientes mientras se realiza un paseo por los lugares más emblemáticos del destino elegido.